Las emociones son universales y a la vez cada uno las puede sentir con intensidad diferente. A la vez lo que provoca el sentimiento es tan variable entre las personas que no se podrían contar todas las posibilidades.
Las emociones las sentimos de manera inconsciente e involuntaria ya que no podemos decirle a nuestra mente:
ahora que sientes miedo no lo sientas, sonríe.
Pero eso no implica que no podamos entenderlas, incluso gestionarlas.
La inteligencia emocional es esencial en una persona: el autoconocimiento, la automotivación, la empatía…
(Daniel Goleman)
Poder estar en paz con lo que sentimos es fundamental para llevar una vida plena. Para ello no deberíamos de prohibirnos sentir unas emociones u otras por el miedo interno de que sean vergonzosas, malas o por el hecho de no entenderlas y censurarlas.
Las emociones son emociones, los sentimientos son sentimientos
Ahora el tema de las emociones se ha exacerbado debido a las redes sociales, las personas queremos sentirnos entendidos y aceptados por una sociedad. Pero ya no son las 20 personas de confianza de tú bloque, sino cientos y cientos de seguidores.
Procuramos mostrar la mejor vida y al apagar el móvil e irnos a dormir podemos sufrir de insomnio porque no le hemos dado espacio a esa preocupación que nos acecha. Porque estamos entre esa vida que mostramos y la que vivimos, no hay concordancia del todo.
Claro que nos gustaría entender las emociones y más las que sentimos, pero tenemos miedo, por si ya no nos aceptan, por si mostrar tristeza nos convierte en débiles.
Tampoco es sano el otro extremo, el que sobrepiensa todo lo que siente sin llegar a ninguna solución. Para estos casos lo que se recomienda es que se permita unos minutos al día para pensar el problema y así su cabeza tiene espacio y tiempo para hacer las cosas del día a día de una persona.
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